Asunto Impreso

Noé recorre su trayectoria artística con una antología de sus dibujos

Por Laura Casanovas De la Redacción de LA NACION

Con un inagotable entusiasmo por crear, buscar y pensar, a los 74 años, el consagrado artista plástico argentino Luis Felipe Noé dice con esa capacidad de reflexión que torna cada una de sus palabras en una experiencia intelectual y emotiva: "Para mí dibujar bien es amar la línea".

Desde mañana a la tarde, la definición recorrerá el Museo de Arte Moderno de Buenos Aires (Mamba), en su nueva sede provisoria del Palacio de Correos (Corrientes 172, 2° piso), con la apertura de la muestra Noé en línea, que abarca un panorama de dibujo de todas sus etapas artísticas e incluye obras nuevas e inéditas.

En su casa taller de San Telmo, Noé (a quien todos llaman Yuyo) recibió a LA NACION y pidió disculpas por el desorden: bibliotecas colmadas de libros, paredes cubiertas de cuadros y fotos (como en la que está junto a Macció, De la Vega y Deira, con quienes formó el Grupo de la Otra Figuración, en 1961), una mesa enorme con reproducciones de dibujos de la década del 70, lápices, hojas. Difícil verlo como desorden, más bien se diría la riqueza del mundo Noé.

Declarado hace pocos días ciudadano ilustre de Buenos Aires, Noé siempre estuvo interesado por su época y la historia de la Argentina, lo que plasmó en cuadros y libros. En sus comienzos artísticos estudió con Horacio Butler. En 1961 fue becado por el gobierno de Francia, dos años después ganó el premio nacional Di Tella y en 1965 obtuvo la beca Guggenheim, entre muchas otras distinciones.

Museos de los Estados Unidos, Brasil, Colombia, Ecuador, Chile y de nuestro país, entre otros, tienen obra suya. Escribió los libros Antiestética (1965), Recontrapoder (1974), y otros. Y este año aparecerá el libro Noescritos, que publicará la editorial Adriana Hidalgo y reúne 40 años de sus escritos sobre arte. La exposición, cuya curadoría general está a cargo de Laura Buccellato, podrá ser visitada hasta el 24 de junio.

-La importante muestra antológica del Mamba propone pensar su obra a partir de la línea; ¿de qué se trata?

-Yo la considero una muestra retrospectiva, porque es la primera que abarca un panorama de mis dibujos de todos los tiempos. Se trata de obra sobre papel. El dibujo es una manera de ser de la pintura, ya que la pintura es el arte de la imagen. La muestra tiene un orden cronológico y empieza con los dibujos que hice cuando volví de mi luna de miel en la quebrada de Humahaca (el mes pasado cumplió 50 años de casado). También incluye obras de la época en que dejé de pintar, entre 1966 y 1975, e hice una terapia que consistía en dibujar mientras hablaba, lo cual es un poco mostrarme desnudo. Los dibujos me interesan como a un músico que de todos los instrumentos prefiere el piano, por ejemplo.

 

-¿Cómo define al dibujo?

-Hay una confusión del concepto de dibujo. Vulgarmente se cree que dibujar bien es representar parecido. Para mí dibujar bien es amar la línea. Por eso hay dibujos ingenuos, naif, que son hermosos porque hay una vivencia de la línea. Hay excelentes dibujantes abstractos. Yo no soy abstracto, tampoco soy del todo figurativo, a mí me interesa ese diálogo entre lo figurativo y lo abstracto. Si hago una línea y pongo otra línea y otras sin representar nada, hasta ese momento es un dibujo abstracto, y se van juntando las líneas y empieza una imagen y comienza a ser figurativo. Todo el lenguaje visual fundamentalmente es abstracto porque líneas, espacio, color son elementos abstractos, lo que es figurativo es el mundo que nos rodea y que se puede llegar a representar.

-Usted siempre reflexionó sobre el caos, lo definió como un orden formulándose y dijo que asumirlo es entender las nuevas estructuras que se están generando. ¿Se modificó en algo este interés?

-Asumir el caos es lo que yo sigo queriendo buscar, es el tren al que me subí. Creo que todos los órdenes son pasajeros, no hay orden que no esté sujeto a la destrucción del tiempo. El caos es el verdadero orden de la vida, es la transmutación permanente. Cuando yo digo asumir el caos no es que me guste el desorden, sino que no existe ese supuesto de orden anterior que tiene la gente y que se fija en todo, en la organización de la sociedad, en lo político, en lo artístico.

-¿Cómo influyen en su obra los temas de la realidad política y social?

-Crecí en un ambiente muy antiperonista, pero me fascinaban las manifestaciones peronistas, iba a todas pero desde afuera, me parecían un espectáculo. Sabía que algo se estaba rompiendo societariamente en esa época: la gran guerra, la Guerra Civil Española, el surgimiento del peronismo, yo sentía como crujidos. En 1963 empezaron a surgir en mí una cantidad de cuadros que venían de esa etapa, como los de las manifestaciones, el incendio del Jockey Club. Todo eso fue conformando mi concepto de la realidad. Yo sentía que las cosas se rompían, no que se unían, y ahí empecé a hablar de visión quebrada, de la asunción del caos.

-Los títulos de sus obras con frecuencia son irónicos y los hace ingresar muchas veces en el cuadro.

-En los dibujos pongo los títulos, en las pinturas muy pocas veces. Pero mis títulos son muy abiertos. Lo que siento es que el mundo es muy ridículo (se ríe). Yo no soy chistoso, más bien siempre tengo cara de afligido (vuelve a reír). Lo que siento es simplemente el despelote que me rodea. La solemnidad de la vida es ridícula para mí. Es la estructura de un orden ficticio frente a una realidad permanentemente móvil y una falta de dinámica para asumir eso.

-En su libro Una sociedad colonial avanzada, de 1971, que se reeditó hace cuatro años, incluye sus frases en forma de paradojas. ¿Era la única forma de hablar de la Argentina en ese momento?

-Cuando escribí ese libro estaba en los Estados Unidos y era la época de Onganía, el gobierno más ridículo que yo creo que tuvo la Argentina. Fue un gobierno de solemnidades y de rigidez. El gobierno de Onganía fue el más ridículo; fue también peligrosísimo porque desencadenó todo lo que vino después. Aunque el Proceso fue más trágico. En esa época, en los Estados Unidos se hablaba de sociedad industrial avanzada y yo me preguntaba ¿A qué sociedad pertenezco? La Argentina parece avanzada, pero no es industrial avanzada, es colonial avanzada, me respondí, y ahí me vinieron las frases en paradojas. Me encanta la paradoja porque muestra la otra parte. Creo que el problema de los grandes creyentes del orden es que ven solamente una cara de las cosas y no ven la otra.

 

Un programa completo

 En su sede transitoria del Palacio de Correos, el Mamba no sólo presentará la muestra antológica de Luis Felipe Noé. Desde mañana, a las 19, cuando abra sus puertas, estarán exhibidas, además, las obras de la colección permanente del museo, pertenecientes originalmente a Ignacio Pirovano y donadas por su hermana, con nombres como Kandinsky, Vantongerloo, Maldonado y Vitullo. También se expondrán dibujos de Ernesto Ballesteros, una instalación de Leo Estol y habrá un ciclo de música experimental a cargo de Jorge Haro, con artistas jóvenes y consagrados de varios países. Se prevén, además, un programa de conciertos y un premio anual de arte sonoro y música experimental.

 

Foto: Gustavo Seiguer - "Me interesa el diálogo entre lo figurativo y lo abstracto", dice el artista, a los 74 años, en su casa taller de San Telmo."

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