Nacido en 1964 en Charleroi, Bélgica en una familia de sus orígenes italianos, Pierre Marcolini sabía desde los 14 años que quería convertirse en chocolatier. En 1983, tras finalizar sus estudios, se convirtió en chef pastelero y empezó a trabajar junto a muchos de los mejores profesionales de Bélgica. Los logros de Pierre Marcolini han sido reconocidos por sus colegas con premios como el de "Mejor aprendiz de Bélgica" en 1988, así como "Mejor trabajador de Bélgica" (el más joven en recibirlo), y en 1995 fue coronado "Campeón del mundo de pastelería". Marcolini siempre ha ido a contracorriente: a principios del siglo xxi, tomó la decisión de crear sus chocolates según la filosofía "del haba a la tableta", seleccionando las habas en persona y trabajando cuidadosamente en cada proceso hasta llegar al producto final. Su perfeccionismo, creatividad y ética profesional lo han convertido en un embajador del arte de la Alta Chocolatería.