En los últimos años se ha ampliado considerablemente el interés por el reino fungi: sus vastas propiedades medicinales, su fundamental contribución a la renovación de la vida en la Tierra o las redes subterráneas de micelio que favorecen la comunicación entre árboles lo vuelven un estimulante universo a explorar. Al seguir durante años los rastros de una especie muy particular, Anna Tsing –antropóloga, feminista, teórica cultural y conocedora de los tejidos del capitalismo– demuestra cómo un simple hongo puede develar una trama global, política y ecológica fascinante. Los matsutakes brotan en paisajes alterados por la acción humana. Al igual que las ratas o las cucarachas, tienen la capacidad de sobreponerse a las crisis medioambientales, solo que en este caso no se trata de una plaga: por el contrario, en Japón son considerados un preciado manjar gastronómico. Y, como si esto fuera poco, su presencia ayuda a los bosques a regenerarse. Los inesperados ensamblajes de recolectores, transportistas navieros, esporas fúngicas, pinos y robles, guían a Tsing por un viaje etnográfico desde el Sudeste Asiático hasta Finlandia y el estado de Oregon, en una aventura minuciosa y poética que le permite descubrir las intrincadas formas de la supervivencia colaborativa.
«Conducida por una curiosidad radical, Tsing practica la etnografía de la “acumulación salvaje” y el “capitalismo fragmentario”, ese que ya no puede prometer progreso pero sí extender la devastación y la precariedad. No hay ningún punto ético, político o teórico simple en su trabajo, pues no la mueve un anhelo de salvación ni ningún otro tipo de política optimista; tampoco se trata de un quietismo cínico ante la profundidad del problema. Por el contrario, este libro propone un compromiso con el vivir y el morir en inesperada compañía.» Donna Haraway
«Si pretendemos sobrevivir en las ruinas del capitalismo, necesitamos modelos para establecer conexiones originales entre economía, cultura y biología. Este libro nos ofrece un maravilloso ejemplo, a partir del improbable caso de un hongo globalizado.» Bruno Latour