El humedal es la metáfora de la vida humana determinada por el cambio, sin límites precisos y en permanente movimiento. El compromiso con la vida encuentra allí, una fuente de inspiración y aprendizaje sobre las complejas urdimbres de interacción organizativa. Porque en definitiva los humedales muestran la diversidad como la posibilidad de múltiples formas de existencia en relación permanente entre las cuales la vida humana es una expresión más integrada a otras especies, fuerzas y ecosistemas en mutua crianza con la naturaleza.