Pintor, escultor y grabador nacido en París en 1944, la escuela de Jean Pierre Pincemin fue su pasión por el arte. Tornero en una fábrica de metales, en sus ratos libres gustaba de visitar las galerías del Louvre. Era autodidacta e hizo de su poca formación una virtud: desconocedor de los medios correctos, inventó nuevas técnicas y soportes para expresarse. A los 23 años abandonó la fábrica para dedicarse íntegramente al arte.
Este libro que nos traen nuestros bibliófilos ratones recopila su incursiones en el campo del grabado, tanto a color como en blanco y negro, durante el último tercio del siglo XX. Un libro hermoso por las obras que recoge, pero también por su edición: papel de interiores texturado y de gran gramaje, casi una cartulina, y encuadernación cartoné que hacen de este tomo una joya para atesorar.